Este blog contiene textos dedicados a las familias, a los padres y madres para que eduquen con buenas prácticas. Tiene dos enfoques que se complementan: el psicológico y el jurídico. Está escrito por dos grandes profesionales y amigos. Antonio Lafuente y Antonio Ortuño. Esperamos que os sea útil.

miércoles, 13 de marzo de 2013

Crianza incondicional: reflexiones

Después de la agradable lectura del libro de Alfie Kohn, yo resumiría el libro en esta suma:
CRIANZA INCONDICIONAL=AMOR INCONDICIONAL + ¿CONTROL?

En el libro de Alfie Kohn se expresa de una manera muy acertada el planteamiento del amor incondicional. Sobre todo, la idea de que la base del desarrollo moral se alimenta de vínculo seguro, crianza, respeto, empatía, responsabilidad…Cuando se cubren esas necesidades, un niño deja de preocuparse por ellas y puede dedicarse a ayudar a los demás. Los niños que se saben amados se sienten más seguros y son menos defensivos. Se arriesgan a tender una mano. Los niños que tienen un vínculo seguro son más sensibles hacia los demás, son más asertivos e independientes, y destacan por tener mejores habilidades sociales y ser psicológicamente más saludables.

La crianza incondicional parece que se basa sobre todo en el amor incondicional, pero también aparece en el libro el concepto control. Aquí me surgen bastantes dudas. Hay momentos que parece que control y amor son incompatibles, y otros momentos donde se tienen que llevar bien ambos conceptos. El control aparece como un concepto ambiguo. En unos apartados del texto se ve como algo inevitable, pero en otros como algo indeseable. Voy a exponer frases que creo que están en sintonía con lo que yo pienso, y más tarde frases que nos pueden ayudar a reflexionar.
Voy a estructurar mis reflexiones de la siguiente manera. En primer lugar, frases extraídas del texto con las que estoy muy de acuerdo. Sobre todo, aquellas referidas a la primera parte de la suma, el AMOR INCONDICIONAL. En segundo lugar, reflexiones al concepto CONTROL, donde creo que abre más el debate.

FRASES CON LAS QUE ESTOY MUY DE ACUERDO

La crianza no es para débiles. Hay que tener habilidades para enfrentarse al desorden y a lo imprevisible.
Fomentar la curiosidad, la creatividad vs la obediencia.
¿Lo que estamos haciendo es consecuente con lo que realmente deseamos para nuestros hijos?
Hay una diferencia entre un niño que hace algo porque cree que es correcto y uno que lo hace por un sentimiento de obligación.
¿Amas a tus hijos por lo que hacen o los amas por lo que son? Los niños necesitan ser amados tal como son y por lo que son.


Retirada del amor es una estrategia inadecuada.
El sentido que los niños tienen de su competencia y de su valía puede aumentar o disminuir en función de nuestra reacción.
Uno tiene que sentirse insatisfecho para aprender o producir. Si no sufres, no ganas.
Así, la autoestima resulta paradójica: si la necesitas, no la tienes, y si la tienes, no la necesitas.
¿Qué le dirías a un amigo que se va de casa y se le olvida algo? ¿Qué le dirías a tu hijo?
Como dice Nancy Salamín, cuando un padre gana, está perdiendo. Ante la pérdida, provocan para demostrar que tienen poder.
Las investigaciones sugieren que cuando se anima a los niños a sacar mejores notas en la escuela, suelen suceder tres cosas: pierden interés por el aprendizaje en sí mismo, tratan de evitar las tareas que suponen un reto, y son menos propensos a pensar de modo profundo y crítico. El éxito no puede ser más importante que el aprendizaje. Aparece el temor a decepcionar a sus padres, y el propio miedo al fracaso.
Cuanto más fracasa el castigo, más asumimos que el problema es con el niño y no con la propia estrategia.
Cuando el amor incondicional y el entusiasmo genuino están siempre presentes, un “bien hecho” no es siempre necesario, cuando están ausentes, un “bien hecho” no sirve de nada.
Pocos padres tienen el coraje y la independencia suficientes para ocuparse más de la felicidad de sus hijos que de sus logros. La presión para triunfar puede llegar al punto de que el presente del niño se vea hipotecado por el futuro. No se crían niños, sino expedientes académicos vivientes.
Los padres incondicionales no ven a sus hijos como adversarios, así que su objetivo es evitar las batallas, no ganarlas.
Las estrategias de “hacer a” son en gran medida irreflexivas. Las estrategias de “trabajar con”, requieren más esfuerzo y tiempo por nuestra parte.
Si ese comentario que acabo de hacer a mi hijo me lo hubieran hecho a mi ¿me sentiría amado incondicionalmente?
Los niños a los que se alentaba a participar de forma activa en la toma de decisiones tendían a mostrar un mayor nivel de razonamiento moral. Hay que ayudar a los niños a que desarrollen las razones que apoyen sus puntos de vista, incluso aunque no estemos de acuerdo con ellos.

FRASES REFERIDAS A CONTROL EN LAS QUE ESTOY DE ACUERDO

Una paradoja: son los padres que están más preocupados por el control los que acabarán teniendo menos control sobre los hijos.
Antes de preguntar algo a tu hijo, pregúntate porque lo estás preguntando. La pregunta puede ser beneficiosa cuando no se está seguro de lo que va a decir o cuando esperamos y aceptamos varias respuestas. Hay que hablar menos y preguntar más.
En el control excesivo, los niños se vuelven más propensos a perder el interés en lo que están haciendo y a continuar haciéndolo hasta el final.  Y se perciben menos competentes.
Padres controladores se han asociado con menores niveles de motivación intrínseca, una inferior interiorización de valores y una menor autorregulación.
Los padres que han castigado comportamientos que van contra las normas de la casa suelen tener hijos que muestran un mayor nivel de incumplimiento de normas cuando están fuera de casa.
Los que sufren presiones para hacer lo que se les pide, no suelen reflexionar por sí mismos sobre los dilemas éticos. Cuantas menos ocasiones haya para tomar decisiones sobre la manera correcta de actuar, mayor probabilidad existirá  de actuar de un modo que sus padres tachen de irresponsable y de que lo usen como excusa para continuar negándoles el derecho a elegir.
Cuando debes actuar de alguna forma que afecte negativamente al sentimiento de autodeterminación de un niño en un ámbito, haz un esfuerzo por fortalecerlo en otro (apoyo compensatorio en la autonomía).
Hay que pasar del ¿cómo consigo que el niño haga lo que yo le digo? al ¿qué necesita mi hijo y cómo puedo cubrir esas necesidades? Teniendo en cuenta que no siempre se pueden complacer las preferencias del niño, aunque hay que tenerlas en cuenta.

MIS APORTACIONES

En mi libro Familias Inteligentes, defiendo una crianza basada tanto en el apoyo incondicional como en un control respetuoso. Creo que el equilibrio entre ambas funciones es clave. La Técnica del Semáforo Inteligente que planteo puede complementar y mejorar la percepción del concepto control que se tiene dentro del modelo de la crianza incondicional. Mi planteamiento sería algo parecido a esta fórmula:
CRIANZA INCONDICIONAL = Amor Incondicional + Control Respetuoso “Semicondicional”.
El control no puede ser del todo incondicional, ya que el cerebro infantil necesita otros cerebros que le ayuden a guiarse, a controlarse, a madurar, a desarrollarse, a adaptarse a diferentes realidades. Necesita otros cerebros que delimiten, en sus diferentes etapas evolutivas, cuando puede tomar decisiones de forma independiente con nuestro apoyo respeto y confianza (incondicionalidad), cuando puede tomar decisiones pero llegando a acuerdos y compromisos (semicondicionalidad) y cuando no puede tomar decisiones porque no tienen habilidades o pueden poner en riesgo sus vidas (condicionalidad).

La habilidad de los padres a la hora de tomar las decisiones, a la hora de compartir decisiones con sus hijos, y a la hora de confiar en las decisiones que toman sus hijos, es la que aporta la seguridad necesaria para que los niños maduren felices. Se toman decisiones para enseñar a tomar decisiones. Cuando son más pequeños se toman muchas decisiones, y cuando son mayores se deberán tomar menos. La familia inteligente es aquella que diferencia tres situaciones:

1.- Cuando el adulto decide que el menor no puede tomar decisiones. Esto lo llamo el semáforo ROJO. El hijo no puede tomar decisiones, ya que puede poner en peligro el bienestar de alguna persona, sobre todo la suya. Es algo que no se puede tolerar ni aceptar. Es la manera de ejercer una autoridad, trabajada y con prestigio, con empatía, teniendo en cuenta la postura y la opinión del otro. Es un NO condicional, amable y respetuoso. En el libro de CRIANZA INCONDICIONAL hay varias frases que expresan la necesidad del semáforo rojo.

-          Cuando la seguridad está en juego, debemos intervenir sin importar cuanta frustración podamos causar.
-          Hay determinadas elecciones que los adultos deben hacer por sus hijos.
-          Una cuestión crítica es cómo podemos servirles de guía y establecer límites, pues ambas cosas son necesarias, sin excedernos en el control.
-          El contexto estructurado razonable se impone sólo cuando es necesario, de un modo flexible, sin restricciones indebidas y, siempre que sea posible, con la participación del niño.

2.- Cuando el adulto decide que el hijo puede tomar decisiones con unas determinadas condiciones, consensuadas por ambas partes (de ahí la semicondicionalidad), pero dirigidas por los padres. Esto es el semáforo AMARILLO: el control de la situación se puede y debe compartir. Tanto el adulto como el menor pueden tomar decisiones. Se lanzan compromisos a los hijos, y se confía y respeta su toma de decisiones. Tú quieres esto y yo quiero lo otro. Puede no gustar a una de las partes, pero se puede aceptar y tolerar. Es una situación negociable, donde se tiene que llegar a compromisos, con una visión cooperativa buscando que ambas partes ganen algo. Pero, el resultado final no es la obediencia, sino que  la decisión la toma el hijo. Y decida lo que se decida se respeta.

-          Los niños se portan mejor cuando sus vidas son en cierto modo previsibles (siempre y cuando lo que esperan tiene sentido).
-          Los niños pueden aceptar límites e incluso reconocer su valor, pero lo necesitan es que se les consulte en vez de que se les obligue.
-          Estrategia trabajar con los hijos (solución de problemas)
-          La forma en que los niños aprenden a tomar decisiones es tomando decisiones, no siguiendo instrucciones.

3.- Cuando el hijo puede tomar decisiones por sí mismo. Este es el semáforo VERDE: el control de la situación y la responsabilidad es totalmente del hijo. El niño toma decisiones que afectan a su proyecto de vida, no a la de sus padres. Digan lo que digan los adultos, los niños son los que deciden en último término. Los padres aprenden a acompañar, a ponerse detrás en su viaje, a estar disponibles cuando el hijo (no los padres) lo crea conveniente, a mostrar confianza cuando tiene que decidir y, muy importante, que perciba que se respetan esas decisiones.
-          Los niños quieren más autonomía de la que tienen y, a veces, más de la que podían asumir.
-          Hay que decir sí siempre que sea posible.
-          Todo el mundo debería tener cierto control sobre sus vidas. El sentido de autonomía es el sentimiento de que somos nosotros quienes iniciamos casi todo lo que hacemos. La verdadera autonomía proviene más de imaginar que de escoger.
-          Los niños eran más activos, abiertos y espontáneos cuando se les daban muchas oportunidades de tomar decisiones.

Creo que el semáforo inteligente encajaría bastante bien dentro de la crianza incondicional ya que equilibra de forma adecuada los tres espacios de control en la educación: el de los padres, el de padres e hijos, y el de hijos exclusivamente. A continuación, más frases del libro donde añado matices o comentarios complementarios que expongo en mi libro Familias Inteligentes.

FRASES PARA EL DEBATE

-Un cierto nivel de resistencia a la autoridad parental puede ser un signo positivo. Lo que habitualmente se llama problemas de conducta a menudo son situaciones de conflicto legítimo. Esto son provocaciones sanas. Todos los niños tienen la necesidad de elegir. Si se sienten aplastados, reprimidos, la única forma de recuperar su percepción de autonomía es la provocación, el desafío, la negatividad. Hay que llevarse bien con las provocaciones de los hijos.
-Necesitamos tener el control de ayudarlos a tomar el control sobre sus propias vidas. El objetivo es imbuirlos de poder (y no conformismo) y los medios han de ser respetuosos (en lugar de coercitivos). Hay que aprender a controlar la necesidad de controlar.
-¿Controlar o enseñar?  ¿Y por qué no  controlar enseñando, o enseñar control (o autocontrol)?
-El control es el resultado del uso de la coerción o la presión para imponer nuestra voluntad. ¿Tiene sentido educar a nuestros hijos basándonos en un modelo de control? Yo defiendo que el respeto y el control se pueden (y se deben) llevar bien. Se complementan, no compiten. El control excesivo es irrespetuoso. El control evolutivo ha de ser respetuoso. En diferentes apartados del libro, parece que el autor confunde control con control excesivo. La palabra control no es negativa, ni conflictiva. Ejercemos control sobre nuestros hijos, si o si. Es bueno tenerlo en cuenta para que se ejerza de una manera inteligente para fomentar cuanto antes su autonomía.
-Estrategia de ofertar razones y explicaciones para lo que les pedimos. Explicar las razones no os garantiza que el niño acepte nuestras demandas, pero es más probable que lo haga. Las personas de cualquier edad tienen derecho a una explicación cuando alguien limita sus opciones. Estoy de acuerdo. Mi experiencia dice que las explicaciones, las justas y correctas. Depende de la edad del niño, de la maduración cerebral, de si está invadido por las emociones… Mi libro va más allá por si las explicaciones por sí solas no funcionan. Un ejemplo del libro Crianza Incondicional:
Hay ocasiones en que un niño repite sus demandas una y otra vez. Le explicas por qué no puede comer golosinas antes de la cena, sonríes con comprensión y le aseguras que es difícil resistirse a algo tan delicioso. El niño lo vuelve a pedir y de nuevo, le das tus razones para decirle que no. Con el enésimo anuncio de que quiere la golosina, tu paciencia se agota. Le dices tranquilamente que volverlo a pedir no funcionará y le sugieres una actividad interesante que pueda mantenerlo ocupado hasta la cena. Pero si parece que la exigencia de la golosina no va a terminar nunca, creo que es apropiado dejar de responder. Sin embargo, el motivo no es silenciar al niño (o eliminar el comportamiento según el lenguaje insensible de los conductistas), sino que dejas de contestar porque no tienes mucho más que decir. Y lo haces tan cariñosamente como puedes, le dejas claro que le escuchas, que te das cuenta, que te importa. Aun así, el niño puede sentirse frustrado pero, idealmente, no sentirá que dejas de amarle. El último recurso es retirarlo amablemente de la situación y del lugar donde está sucediendo el problema, pero no de ti.
Esta estrategia tiene su riesgo, ya que la intención del padre es una, pero el niño lo puede interpretar de otra manera. Aquí el padre está realizando un semáforo rojo (la decisión es suya), pero podía aplicar un semáforo amarillo también. Es decir, dejar al niño la responsabilidad de elegir, poniendo entre ambos las condiciones.
Puedes comer la chuche, cariño, cuando acabemos de cenar.
¡Es que la quiero ya!
Si quieres, ayúdame a poner la mesa, cenamos antes y así podrás comer la chuche.

El niño puede decir que vale, o enfadarse. Y tú respetas ambas alternativas. Y si vuelve a pedirte la chuche, se repite con cariño; claro que te la daré, cuando acabemos de cenar. Y así n veces.
-No existe una práctica específica que sirva como sustituto a los premios y castigos. A mí tampoco me gusta hablar de premios y castigos, pero sí de consecuencias. Pero aplicar consecuencias no son sobornos o amenazas. Aplicar consecuencias no pactadas, difusas, con regañinas y alteración emocional, irrespetuosas, reactivas… si son sobornos y amenazas. Pero aplicar consecuencias tras una negociación amable, participativa y respetuosa es generar credibilidad y seguridad en los hijos, es ayudarles a tomar decisiones, a responsabilizarles,  a madurar su cerebro, en definitiva, a que sean felices. Es imposible ser responsables si no tomamos decisiones, y no podemos tomar decisiones sin sensación de control de la situación, sin alternativas, y sin consecuencias previsibles.
-Recuerda, si haces x yo te haré y, puede limpiar nuestra conciencia porque les hemos avisado, pero eso es una amenaza. Yo añadiría si se dice en negativo y con descontrol emocional, y si no se respeta que haga no-x.
Las consecuencias naturales invitan a los padres a disciplinar por omisión, esto es, negándose a ayudar. Pero lo que el niño aprenderá es que podríamos haber ayudado y no lo hicimos. El enfoque de las consecuencias naturales es en realidad una forma de castigo. Depende. En el semáforo amarillo y en el verde, las consecuencias naturales ayudan a madurar, ya que de antemano los niños ya tenían claro las acciones de sus padres ante sus decisiones, era previsible y predecible.
-No sé cómo hacer que los niños hagan lo que yo digo sin hacer cosas que me resulten desagradables. Tal vez cuando tu hijo no hace lo que le pides, el problema no radica en el niño sino en lo que pides. Totalmente de acuerdo, y añadiría (o en cómo lo pides, o porqué no has dejado que sea tu hijo el que se lo pida a sí mismo).
-Según Gordon: la pregunta que debemos hacernos no es si los límites y las reglas a veces son necesarios, sino más bien quien debe fijarlos: los adultos solos (semáforo rojo), o adultos y niños (semáforo amarillo). O los niños solos (semáforo verde), añadiría yo.
-Debemos estar preparados para repetir la petición o prohibición (y su motivo) varias veces. No estoy del todo de acuerdo. Las órdenes o peticiones por sí solas a veces no funcionan. Y cuanto más lo digamos los adultos, más nos preocupa. Y cuánto más nos preocupe, más pasividad y desmotivación tiene el niño.
-¿Después de las rabietas reflexionar conjuntamente o dar el sermón? El autor define magistralmente la diferencia entre motivación intrínseca y extrínseca: las estrategias educativas han de movilizar desde la motivación intrínseca. Potenciar el lenguaje interior del  niño, que les dejemos espacio y tiempos para que saquen conclusiones, para que reflexionen tras un conflicto, dar protagonismo de su toma de decisiones, reducir charlas, sermones y explicaciones no requeridas. La motivación extrínseca en gran medida erosiona la motivación intrínseca. A medida que crece la extrínseca, la intrínseca disminuye.
-El elogio es una motivación extrínseca ¿pero es necesario de vez en cuando para que surja una motivación intrínseca?
-En ver las provocaciones como una forma que tiene el niño de poner a prueba al adulto para ver si su afecto es retirado (o si hay respeto por su toma de decisión).
-Cuando les damos cosas, no debería haber condiciones impuestas. A veces es cierto (semáforo verde) pero otras veces esto no es cierto, por ejemplo, en el semáforo amarillo. De hecho hay un ejemplo muy interesante en la página 136. Un niño tiene una bolsa de chuches que desparrama por todo el salón. Y no quiere recogerlas. Y el padre le dice: “Te puedes comer las golosinas después de ponerlas en la bolsa, sólo quiero que el salón esté limpio”. Esto es un semáforo amarillo. Para poder comerse las golosinas, le pone la condición de recogerlas antes. El niño tiene dos opciones; recoger o no. Si recoge, se las puede comer. Si no recoge, el padre las recoge y no se las come. El niño decide. Y se le respeta la decisión. Y se es consecuente y coherente. También podría haber dicho “Tú mismo, cariño”. Sería un semáforo verde.

En resumen, totalmente de acuerdo con el planteamiento del AMOR INCONDICIONAL. Claro, ejemplar, contundente. Sin embargo, cuando se aborda el control, se expone un planteamiento más difuso. Espero haber aportado algo más para su esclarecimiento. Gracias.

3 comentarios:

  1. Me gusto mucho su exposición ya que fue muy clara y certera en el sentido que permite a los padres darnos cuenta de ciertos comportamientos que no aportan mucho en el proceso de la crianza, nos permite reflexionar hondamente acerca de nuestras "estrategias" para conseguir niños reflexivos, empaticos y felices de ser ellos.

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  2. He disfrutado también mucho con la lectura del libro y estoy totalmente de acuerdo con los planteamientos que se exponen.

    Respeto a lo que comentan sobre la ambigüedad en el uso del control, yo no lo veo así. El autor expone que hay situaciones en las que es necesario (a menudo cuando los hijos son pequeños o cuando se trata de evitar un daño) pero el prefiere adoptar otro punto que creo que es más interesante y menos condicional que el del semáforo amarillo (aunque se haga desde la tranquilidad y el respeto):

    "En vez de vernos forzados a elegir entre ceder o imponer nuestra voluntad, se abre una tercera posibilidad que consiste en zanjar juntos las desavenencias. Date cuenta de que no es lo mismo limitarse a encontrar el punto medio (que me recuerda al semaforo amarillo como control semicondicional) entre la absoluta libertad, por un lado, y el control excesivo, por el otro. A veces, la mejor alternativa al blanbco y negro no es gris, sino, por ejemplo, el naranja. En otras palabras, puede haber una posibilidad al margen del continuo que definió nuestras propias opciones. No se trata solo de determinar cuántas opciones dar al niño (y añado o de buscarle zanahorias), es decir qué porcentaje de las decisiones dejarles, sino de ser activos (e interactivos) en la forma de ayudarles a decidir"

    Por lo tanto me parece que quizás la fórmula que se le podría aplicar al libro sería la de:

    AMOR INCONDICIONAL + CONTROL CUANDO SEA NECESARIO + TRABAJAR CON.

    Esta formula me parece más acertada y más educativa que la propuesta en el semáforo amarillo cuya base no deja de ser conductista.

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  3. El semáforo amarillo puede parecerse a la técnica conductista del coste de repuesta. Pero el semáforo amarillo se diferencia del coste de respuesta en varias cosas:
    - Es positivo, siempre habla en positivo, no se castiga, el niño decide.
    - Lo que decide el niño puede coincidir o no con lo que desea el adulto. Su objetivo se aleja de la obediencia, Traduce el conflicto en oportunidades de fomentar la responsabilidad.
    - es una técnica de trabajar con. El niño participa en la elaboración del semáforo.Los padres nos limitamos a cumplir lo pactado con respeto y coherencia.
    - atiende a las emociones que aparecen por todo el proceso.El coste de respuesta no es empática.
    - en el semáforo amarillo no caben las discusiones, chantajes ni broncas.

    En resumen:

    AMOR INCONDICIONAL+ CONTROL CUANDO SEA NECESARIO (lo decide el adulto)+ TRABAJAR CON (se decide conjuntamente) + DEJAR DECIDIR

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