Las rabietas, pataletas o berrinches son uno
de los temas que más se consultan a los profesionales. Cómo atenderlas, cómo
entenderlas. Es algo que toca vivir a todos los padres en diferentes momentos
evolutivos.
En cada hogar hay un oleaje de las
rabietas. Cada ola es una rabieta, que viene con una frecuencia determinada,
que dura un tiempo, y que tiene su altura o intensidad. En educación no existen
las piscinas, siempre hay olas. De lo que se trata es de que esas olas no nos
ahoguen, o incluso que lleguemos a disfrutar de ellas.
Educar significa pasar de ser
imprescindibles a prescindibles, de tomar los adultos todas las decisiones a
que las tomen poco a poco los hijos. El bebé apegado y dependiente tarde o
temprano querrá empezar a hacer las cosas por sí mismo. Busca su independencia
de forma progresiva y para ello tiene que desapegarse. Necesita apego, pero
también desapego. Es un proceso de aprendizaje, donde se está entrenando para
la vida. Y donde se tiene que sentir acompañado, no vigilado. En cualquier
situación de aprendizaje puede aparecer la frustración. Por eso, en ese
traspaso de responsabilidades, del “nosotros decidimos por ti” al “tú decides”,
tienen mucho sentido las rabietas.