Esto que presentamos hoy en sociedad es uno de los
productos de esa prodigiosa capacidad del autor de hacer realidad los
proyectos. No importa cuál fue la cascada de factores, sucesos y pensamientos
que dieron luz al proyecto Familias Inteligentes, del que el libro forma parte,
lo verdaderamente importante es que está aquí, en nuestras manos y que a mí, en
cierta medida, me toca una parte de argumentar el por qué de leerlo, de
tenerlo, de usarlo o de recomendarlo.
¿Por qué? Voy a decir 8 ideas que están en el libro o
que se deducen de él para ver si mi recomendación tiene sentido.
1.- Porque en el libro se establece un equilibrio
ineludible entre el cariño y el control, entre el amor que se tiene por los
hijos e hijas y su necesidad de aprender que los límites son parte del comportamiento
social e individual. Sin tener que hacer elecciones entre el afecto y los
límites, sin poner una cosa por encima de la otra. Alguien podría pensar, al
leerlo, que este libro está más cerca del control y los límites que del amor.
Sin embargo la pasión por nuestros niños y niñas es mucho más fácil de poner en
comportamientos concretos que el control. Y, además, no hay forma más
desinteresada de amor que la que antepone la felicidad a medio plazo de la otra
persona a la propia satisfacción inmediata. La posibilidad de que los hijos e
hijas aprendan lo que les va a permitir afrontar con seguridad su crecimiento a
la necesidad intrínseca de todos los padres y madres de sentirse queridos y
necesitados.
2.- Porque en Familias Inteligentes hay un norte claro
y explícito: la autonomía e independencia de los niños y las niñas para poder
convertirse en adultos felices. La unión entre felicidad e independencia es uno
de los grandes objetivos de la educación. Es deseable que lo educativo sea
capaz de generar esos dos elementos de forma
simultánea. Cuando suponemos que otras cosas como el dinero, los títulos
académicos, la protección o el cariño son los elementos principales o únicos
del recorrido de nuestros hijos hacia su bienestar nos convertimos en bancos,
en profesores, en policías o en colegas de nuestros hijos e hijas. Cuando
buscamos su independencia nos convertimos en padres y madres.
3.- Porque el libro pone en el centro de la familia y,
también en el centro del difícil arte de hacerse mayor, las decisiones. Tomar
decisiones es lo más importante para una persona, desde el punto de vista
profesional, afectivo, personal, en definitiva, vital. Aprender a tomar
decisiones es difícil, y más aún enseñar a ello. Este libro propone centrar la
tarea educativa en esa toma de decisiones. Por lo tanto, admite los errores, el
respeto, la participación, la progresión en el aprendizaje y la reciprocidad en
el camino de cultivar tan complicado arte.
4.- Familias Inteligentes ataca completa y
argumentadamente los castigos pero de forma cabal. Describe y muestra cómo los
castigos son poco productivos para el objetivo educativo que el propio libro
plantea. La educación a través del castigo puede resultar útil para otros
blancos, pero para trabajar la autoestima, la independencia, el autocontrol y
la seguridad no funciona del todo bien.
5.- El libro apunta una idea que me parece
imprescindible en la educación de los niños y las niñas. La presencia de
personas adultas significativas más allá del padre y la madre. Desde los
abuelos y abuelas al resto de personas que configuran la red social familiar.
Estas personas sirven para aprender la diversidad, la flexibilidad y, sobre
todo, la adaptación social que es un elemento clave en el aprendizaje de la
autonomía y de la felicidad.
6.- El libro plantea la educación como una aventura,
como un proyecto, en lugar de posicionar a las personas adultas responsables exclusivamente
en el deber moral de hacer las cosas por el bien de los niños y niñas. De esta
manera se producen dos efectos, uno que al resultar un proyecto, la educación
es una sucesión de tramos difíciles y fáciles, de momentos más amargos y más
dulces, de aciertos y errores, de múltiples formas de hacer las cosas para
llegar al objetivo. Otro, que al ser una aventura la satisfacción no solo
reside en el cumplimiento de las metas sino en el propio camino para hacerlo.
7.- El libro Familias Inteligentes no juzga a nadie y
en él cabe todo el mundo. No existe ni una referencia negativa ni un mal chiste
hacia cualquier otro planteamiento educativo o pedagógico diferente. Además las
familias que aparecen son de diferentes configuraciones tal y como corresponde a
la actualidad social, se tratan por igual problemas de profundo calado y
dificultades más cotidianas y muchas personas pueden verse reflejadas en los
ejemplos. Para mi desgracia, mi reflejo no es que haya sido del todo exitoso.
8.- Por último es un libro que habla de cómo hacer las
cosas. No tiene más remedio que decir desde dónde, pero sobre todo ofrece
herramientas e ideas que permiten desde resolver el problema de la paga o el
eterno problema de las judías verdes hasta afrontar una verdadera provocación
adolescente en toda regla.
Son estas las razones que me hacen pensar que este
libro es recomendable, y lo recomiendo encarecidamente:
En primer lugar como psicólogo, porque creo en la
psicología y creo que está precisamente para esto.
En segundo lugar como padre, porque me veo en él y he
visto que funciona lo que predica.
En tercer lugar como amigo, porque me siento orgulloso
de que la gente a la que quiero haga las cosas bien.
Jose Angel Medina Marina
Profesor de Psicología Social U.C.M.
Emocionante. Los dos juntos desplegando talento y rodeados de tanto cariño. Me alegro de haberos conocido chicos !!!
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