En un Colegio de 200 alumnos,
en Estados Unidos habría 18 niños o niñas diagnosticados de hiperactividad,
mientras que en Francia sólo 1. En Chile habría 10 niños, y en Etiopía no lo sé, pero me lo imagino. ¿A qué se debe esto? ¿No ha llegado la globalización en los trastornos psiquiátricos?
Entre otras explicaciones, la
psicóloga Marilyn Wedge (http://www.forodemocracia.cl/index.php?/topic/125-%C2%BFpor-que-casi-no-hay-ninos-franceses-hiperactivos-o-con-deficit-atencional/)
aporta
una bastante sencilla. Depende de dónde se enfoque el problema, si la etiología
del trastorno es biológica o contextual. Es decir, los psiquiatras estadounidenses
atribuyen a causas biológicas el trastorno de hiperactividad, mientras sus colegas
franceses lo atribuyen a causas psicosociales, a claves contextuales.
Esto es de vital importancia,
ya que el tratamiento en el primer caso se enfoca en aplicar medicamentos a los
niños, a “patologizar” comportamientos que son normales en la infancia, mientras
que en el segundo caso se señala como sujetos de intervención a los padres, entrenándoles
en habilidades para ejercer la crianza, ya que los padres tienen la responsabilidad de generar un contexto educativo adecuado. En este segundo caso, añado yo, la importancia de “etiquetar”
las conductas de los niños es poco relevante, incluso ineficiente.
Por otro lado, un estudio publicado en la revista Pediatrics (http://pediatrics.aappublications.org/content/131/5/e1584.abstract)
ha hallado que los fármacos mejoran la conducta de los niños
preescolares con trastorno por déficit de atención/hiperactividad (TDAH), pero
incrementan las posibilidades de padecer trastornos del ánimo y de crecimiento.
Por el contrario, el entrenamiento a los padres para comprender y atender las
necesidades de su hijo puede lograr lo mismo sin efectos secundarios. Aunque yo
añadiría que, efectivamente no hay efectos secundarios, pero que donde haya cariño
y firmeza que se quite cualquier fármaco. No puede ser nunca lo mismo.
Conclusión, ¿qué hacemos dando
medicación a los niños? ¿Y encima a menores de 6 años? ¿A quién interesa dar
medicación?
Está claro que, aunque se usen
fármacos, el trabajo con los padres siempre es prioritario. Dar medicación sin aportar
herramientas educativas a los padres me parece éticamente insostenible. Pero
también me parece impresionante que alguien se atreva a poner la etiqueta de
hiperactivo a un niño menor de 6 años.
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