El otro día estaba estudiando mi hija Sociales, y me pregunta: Papa, exactamente ¿qué es una democracia? Muy hábilmente, le contesté: vamos a ver qué es lo que pone en el libro, cariño. Y el texto era el siguiente:
La palabra democracia
procede de la unión de dos términos griegos: demos, que significa pueblo, y
kratos, que significa gobierno. Por tanto, la palabra democracia quiere decir
gobierno del pueblo. La democracia parte de la siguiente idea: ya que las decisiones
de los gobiernos deben ser acatadas por los ciudadanos, estos deben tomar parte
en las decisiones.
Bueno, aparte de lo complicado que es intentar
explicar a un adolescente lo que es una democracia en la actualidad (con la que
está cayendo) me quedé pensando en lo que había dicho, y lo relacioné con la
cantidad de textos que hablan de que una familia idónea es la que ejerce un
estilo democrático. Como sabéis, mi modelo
de trabajo (el semáforo inteligente) se basa en cómo se reparten las decisiones
en casa (he de reconocer que tengo “deformación profesional” cada vez que leo
la palabra decisión).
Si la familia es una democracia, ¿quién es el gobierno?
¿Los padres y madres? ¿Quién es el pueblo? ¿Los hijos/as? ¿Las decisiones de
los padres deben ser acatadas por los hijos/as? ¿Los hijos/as deben formar
parte en las decisiones? ¿Los hijos/as eligen cada cuatro años a sus padres?
¿Los padres pueden dejar de presentarse a las elecciones? ¿Los hijos/as tienen
derecho a votar nulo? ¿Los padres tienen la obligación de presentar un programa
educativo electoral?
Nos quedamos con dos preguntas anteriores, que son
las más relacionadas con la definición de democracia descrita en el manual de
Sociales: ¿Las decisiones de los padres deben ser acatadas por los hijos/as?
¿Los hijos/as deben formar parte en las decisiones? Piensa la respuesta.
Mi respuesta sería otra pregunta: ¿Todas las
decisiones?
Si todas las decisiones que toman los padres deben
ser acatadas por los hijos, mal asunto. Si en todas las decisiones de casa
deben participar los hijos, mal asunto (simplemente piensa en negociar todo con
un niño/a de 4 años). Por eso la respuesta en ambas preguntas es “sí, pero algunas”.
Si añadiéramos una tercera pregunta: ¿algunas
decisiones de los hijos/as deben ser totalmente autónomas?, sin darnos cuenta
tendríamos el semáforo inteligente (ampliamente explicado en mi libro).
Comparemos, con sus matices, los tres colores del semáforo con diferentes
formas de gobernar.
1.- ¿Las decisiones de los padres deben ser
acatadas por los hijos/as? Algunas, sí. Esto sería el semáforo rojo:
el gobierno, el poder, el control y la responsabilidad es de los padres y
madres. Tenemos que decidir para proteger, para atender a sus necesidades, ya
que nuestros hijos/as no saben ni pueden. Esto sería una especie de aristocracia,
entendida como la situación donde se
requiere que gobiernen los más capacitados para ello. No te dan el título de
Conde ni de Duquesa, pero si el de Padre o Madre. Y hay que saber ejercerlo en
las situaciones donde nuestros hijos/as nos necesiten.
2.- ¿Los hijos/as deben formar parte en las
decisiones? Algunas sí. Esto es el semáforo amarillo: el gobierno,
el poder, el control y la responsabilidad es horizontal, participativa. Los
hijos/as ya pueden decidir con nuestra ayuda y apoyo, se puede y debe negociar.
Esto es democracia. Una democracia real y participativa.
3.- ¿Algunas decisiones de los hijos/as deben ser
totalmente autónomas? Algunas, sí. Esto es el semáforo verde. El
gobierno, el poder, el control y la responsabilidad es de los hijos/as, y los
padres y madres respetan y confían plenamente en sus competencias, habilidades
y decisiones. Es una especie de anarquía, porque dirigen ya sus vidas
según sus reglas, es una forma de autogobierno. La autoridad y el control externo se desvanecen y aparecen
el autocontrol y la autonomía.
Por lo que concluyo: el semáforo inteligente es
una mezcla de aristocracia, democracia, y anarquía. La
familia inteligente no es sólo democracia. Educar es un equilibrio entre
aristocracia, democracia y anarquía. En cualquier etapa evolutiva hay que diseñar
un semáforo inteligente, cuando el hijo/a tiene 2 años o cuando tiene 27años,
da igual. Los conflictos familiares surgen cuando las proporciones no se
ajustan (exceso o defecto de aristocracia, democracia o anarquía). Mi trabajo
con las familias consiste en ayudar a calibrar la dosis justa de color rojo,
amarillo y verde a cada etapa evolutiva. ¿Quieres valorar y equilibrar tu propio semáforo?
Muy bueno el articulo! Yo tengo que seguir luchando por arreglar el semáforo de mi casa que de momento sigue roto.
ResponderEliminarun artículo buenísimo Antonio
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