Entre otras lecturas del verano, he tenido entre mis manos varias veces
el II PLAN ESTRATÉGICO DE INFANCIA Y ADOLESCENCIA 2013-2016 (II PENIA), del
Ministerio de Sanidad, Servicios
Sociales e Igualdad. Este Plan pretende situar a la infancia en la agenda
política (aunque lo está teniendo complicado).
Lo primero que me gustaría señalar es que desde que en España se
ratificaron los Derechos del Niño en la Convención de la Naciones Unidas, allá
por el año 1990, es la primera vez que las Administraciones hablan, no sólo de
derechos, sino de deberes y responsabilidades de los menores de edad. Los niños
y niñas a lo largo de la historia han pasado por tres fases: no tener derechos,
tener derechos, y ahora tener derechos y responsabilidades (¿cuál será la
cuarta fase?). En concreto dice el PENIA II: hoy debe resaltarse que, de acuerdo con su edad y con su desarrollo
evolutivo, es también y progresivamente “sujeto de responsabilidades” en los
diferentes ámbitos en los que vive, fundamentalmente en la familia, la escuela
y el barrio.
Estoy muy de acuerdo. Quizás un matiz. Creo que es un derecho de la
infancia el que se le den responsabilidades. En la propia Declaración de sus Derechos,
debería haberse incorporado el traslado de responsabilidades como un derecho más. Lo que pueda
hacer, que lo haga. Lo que pueda decidir, que lo decida. No es que los niños y
niñas tengas derechos, por un lado, y responsabilidades por otro. Es que el
poder asumir responsabilidades de forma progresiva ya es un derecho.
Se habla también de diferentes ámbitos: familia, escuela y barrio.
También de acuerdo. Pero puntualizaría. Por mi experiencia, el papel
protagonista es la familia. Es la base de todo. La familia es el fundamento de
toda sociedad civil bien construida. Si queremos alumnado participativo y
responsable, si queremos ciudadanía competente, responsable, respetuosa,
tolerante y reivindicativa, debemos preparar a nuestros hijos e hijas para
ello.
También lo plantea el PENIA II: en
consecuencia, es necesario fomentar estilos parentales y educativos que
propicien el diálogo y la participación desde las primeras etapas de la vida.
De hecho, el objetivo 2 está muy claro: avanzar
en la promoción de políticas de apoyo a las familias en el ejercicio de sus
responsabilidades en el cuidado, la educación y el desarrollo integral de los
niños y niñas.
Creo que cuando se habla de educación, de participación infantil, de
autonomía, de responsabilidad… se debe hablar de dejarles poco a poco a:
-
tomar
decisiones,
-
tener
cierto control sobre sus propias vidas,
-
a
ser protagonistas de sus propios proyectos,
-
a
ponerse a prueba,
-
a
gestionar los riesgos,
-
a conocer
sus posibilidades,
-
a
aceptar sus limitaciones.
Aprovechando cada momento evolutivo, cada interacción diaria, cada
contacto, cada conflicto. Un hijo o una hija puede tomar cientos de decisiones
en un día. ¿Se las dejamos tomar de forma respetuosa? ¿Tomamos las decisiones
por ellos? ¿Las tomamos conjuntamente?
El reparto inteligente de las decisiones en el hogar es una de las
claves de la participación infantil, del
fomento de su responsabilidad, de la madurez, de un crecimiento sano y feliz.
Ojalá consigan a través de este PENIA II llegar a muchas familias (sobre todo a
las más desfavorecidas), de una forma cercana, personalizada, eficaz y
eficiente (sobre todo esto último, viendo el presupuesto). Ojalá les doten de recursos,
técnicas y herramientas útiles y fáciles de aprender y aplicar. Ojalá ayude a
mejorar la situación de muchos menores en los próximos tres años.
Considero que el aprendizaje más completo para cualquier persona es el que se basa en las relación entre la Prueba; error / o acierto y así poder extraer sus propias conclusiones. Para ello necesitamos que los niños empiecen a tomar sus propias decisiones desde muy pequeños y con pequeños detalles. Si decidimos por ellos nunca aprenderan y por lo tanto nunca creceran.Los haremos DEPENDIENTES (que por la actitud de muchos padres parece que les gustaría que así fueran). Lo que si hay que hacer es poner pequeños límites a sus actuaciones,en función de su edad ( semaforo rojo ) pero sobre todo informarles de sus posibles consecuencias y apoyarles en su toma de decisiones,incluso aunque no sean las que nosotros tomaríamos o aunque se equivoquen.
ResponderEliminarEl mérito esta precisamente en eso, en ATREVERSE A DECIDIR POR ELLOS MISMOS.